Mira, un fontanero de verdad puede hacer de todo un poco: desatascar esa tubería que parece un laberinto, arreglar esa fuga que te tiene en modo «crisis» cada vez que abres el grifo, instalar y mantener tuberías, grifos, inodoros… hasta el calentador que juraste que no volverías a tocar (por lo que pasó la última vez). Y si andas pensando en darle una vuelta a tu baño o cocina, ellos también se encargan de las reformas integrales.

Pues, si tu agua sale a cuentagotas, hay un charco sospechoso en el baño, las tuberías suenan como si tuvieras fantasmas, o huele a humedad aunque no haya llovido en semanas… lo más probable es que sí. Llámalos antes de que termines nadando en tu salón.

A ver, si la cosa es urgente -tipo un chorro de agua saliendo del fregadero o un desagüe que decidió jubilarse en pleno sábado por la noche-, no te estreses. Hay servicios de fontanería de emergencia que trabajan 24/7. Así que no importa si son las tres de la mañana… hay alguien ahí afuera dispuesto a meterse con tus tuberías para que tú puedas dormir tranquilo.

La respuesta es… depende. ¿De qué? Del trabajo que necesites, dónde vivas y, claro, de quién contrates. No hay una tarifa universal, pero lo ideal es que pidas presupuesto antes de lanzarte. Así no te llevas un susto cuando llegue la factura.

Fácil. Dale cariño a tus tuberías: no tires cosas raras por el desagüe, arregla las fugas en cuanto aparezcan y, si vives donde hace frío, protege esas tuberías como si fueran de oro. Más vale prevenir que lamentar (y gastar).

Primer paso: corre a cerrar la llave de paso principal. Después, marca el número de tu fontanero. La idea es que lo resuelvas rápido, porque las inundaciones solo son divertidas cuando estás de vacaciones en la playa.

Pues… lo que tenga que tardar. Hay cosas que son rápidas y otras que no tanto, pero un buen fontanero te dará una idea después de ver qué tan complicado está el asunto. Aquí no hay respuestas mágicas, solo fontaneros con experiencia.

Uf… cuidado. Si no sabes lo que haces, puedes terminar metido en un lío más grande. Hay cosas para intentar en casa, como plantar una maceta o cambiar una bombilla, pero la fontanería no es uno de esos hobbies. Mejor deja que un profesional lo haga.

Saca el émbolo y dale una oportunidad. Si después de varios intentos sigue atascado… no insistas. Podrías empeorar la cosa. Llama a un fontanero y deja que el experto lo resuelva antes de que sea demasiado tarde.

Pues sí, en la mayoría de los casos. Eso sí, asegúrate de preguntar sobre las garantías antes de contratar a alguien. Así te evitas sorpresas y sabes exactamente qué esperar si algo sale mal. ¡Nunca está de más ser precavido!